Pío García-Escudero Márquez repite como presidente del Senado. Es miembro del Partido Popular. Encima de la mesa hay una propuesta de reforma que se quedó en el tintero en la pasada legislatura. Además, hay partidos que directamente quieren cargarse la Cámara Alta si no se aborda los cambios necesarios para que sea de verdad un foro representativo territorial. Incluso alguna formación decía en campaña electoral y meses antes que debería trasladarse la sede a Barcelona.
Encima de la mesa seguirá la percepción de la ciudadanía de que los partidos grandes, PP y PSOE, mandan al Senado a sus cargos mancillados o estropeados para su ‘jubilación’ o retiro dorado. El salario bien lo merece. Algunos llevan varias legislaturas pastando en el presupuesto público de la Cámara. Rita Barberá, por ejemplo, lleva medio año ejerciendo de senadora tras 24 como alcaldesa de Valencia. Ella es una recién llegada. Pero Javier Arenas o Joan Lerma son unos veteranos.
Encima de la mesa seguirá estando la polémica por el servicio de traducción del Senado al resto de idiomas oficiales del Estado. Un despropósito que cuesta hasta 330.000 euros al año.
Si este miércoles contábamos que el presidente del Congreso de los Diputados, Patxi López, es un claro ejemplo de la casta política que se forma en las secciones juveniles de los partidos y que encima no tiene un título universitario, de García-Escudero tenemos que decir que sí completó sus estudios superiores.
Apuntes biográficos
Nació en 1952. Escudero está casado. Es arquitecto. Se licenció en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid. Lleva al menos, 30 años percibiendo sueldos públicos, primero como cargo de confianza de la mano de
José María Aznar.
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